440.- Aunque nunca he sido un seguidor acérrimo de las competiciones de coches, todo lo que huela a gasolina me va. Pero hoy ha pasado algo que, aunque tiene que ver con los coches, tiene más que ver con las personas y los amigos.
José, Lorenzo e Isidro Vaño de Villota, reconocidos bultaquistas, en reconocimiento a tantas horas empleadas en el archivo fotográfico de Juan Luis Gaillard, me han regalado un libro dedicado por Emilio de Villota, expiloto de automovilismo de la época dorada de la Fórmula 1.
No me voy a extender demasiado en Emilio de Villota porque no conozco muy bien su trayectoria deportiva, aparte de que se dedicó en cuerpo y alma al automovilismo, pero de los que sí quiero comentar algo es de sus sobrinos.
A veces no hace falta conocerse demasiado para saber con qué personas te vas a entender bien. Tampoco sé cuántas veces nos hemos visto con José, Lorenzo e Isidro, ¿dos, tres?, las que sean, pero suficientes para saber que detrás de ellos se respira pasión por una marca, Bultaco, y de rebote devoción por sus amigos, entre los que me considero desde ya hace algún tiempo.
Muchas gracias amigos por este detalle y hacedlo extensivo a vuestro tío Emilio.
Tanto la suya como vuestra dedicatoria me han alegrado el día.