Las pruebas de trial fueron extendiéndose por toda Gran Bretaña, y tras la segunda guerra mundial pasaron a Bélgica, y desde allí al resto de Europa. En 1954 se crea un primer campeonato de trial, la Challenge Henry Groutars.
Los inicios del trial en España se remontan a 1961 (el mismo año de mi nacimiento, que casualidad) cuando, de la mano de Francisco X. Bultó, se celebra el primer trial de San Antonio (Barcelona). 50 años de historia, desde principios de los sesenta hasta hoy en día, donde España ha sido una potencia dominadora del trial.
La historia del trial se vio marcada por dos hechos que se produjeron en 1964. El primero, el fichaje del británico Sammy Miller por Bultaco. Y el segundo, la creación de la Challenge Henry Groutars, certamen embrionario del actual Campeonato del Mundo.
El trabajo de Sammy Miller en Bultaco revolucionó de tal manera la industria motociclista de la época, que hoy en día los triales de motos clásicas se dividen en Pre’65 y posteriores, en honor a su gesta.
Los mejores pilotos de la época, que obviamente eran británicos, a partir de ese momento empezaron a evaluar la posibilidad de cambiar de aires. Y así fue como otros pilotos como Don Smith y Mick Andrews respondieron a la llamada de una industria española que en esa época intentaba hacerse un nombre en el mercado del trial.
De esta forma, la propia Bultaco, Montesa y Ossa aprovecharon el talento y la experiencia de esos pilotos, además de todos sus conocimientos técnicos, para dar el salto definitivo y en muy poco tiempo adueñarse del mercado y copar todas las competiciones. Así se produce un trasvase de pilotos desde las pesadas 4T a las más ligeras y potentes 2T.
Con la creación en 1964 de la Challenge Henry Groutars, el trial puso la primera piedra para convertirse en un deporte global. Cuatro años más tarde dio origen al primer Campeonato de Europa, que pasó a ser Mundial en 1975.
El primer Campeonato del Mundo
Corrían los años sesenta, Don Smith y su Montesa, Sammy Miller y su Bultaco y Mick Andrews y su Ossa destacaban como los mejores pilotos. No en vano, de 1968 a 1972, los tres pilotos se turnaron las victorias, pero en 1973 fue otro británico el que se adjudicó el título europeo, Martin Lampkin, quien dos años más tarde, y ya cuando la competición se extendió también a América, se convirtió en el primer campeón del mundo.
Sin embargo, ese primer y único triunfo de Lampkin certificó la “muerte” del estilo de pilotaje inglés.
La segunda mitad de los años setenta representó la “edad de oro” para las marcas españolas y la desaparición de las británicas, ya que todas las innovaciones importantes salían de España.
Un finlandés, Yrjö Vesterinen, consiguió los tres títulos mundiales siguientes, convirtiéndose en el primer pluricampeón mundial. Su pilotaje empezó a crear escuela, aunque lo que quizás más impactó fue la manera que tuvo de convertir el trial en una profesión.
En 1979 hay que destacar la victoria por primera y única vez en el Campeonato del Mundo de un piloto americano, Bernie Schreiber, y lo hizo con una manera de pilotar completamente opuesta a la tradicional. El norteamericano impresionó al mundo con un estilo mucho más acrobático en el que la rueda delantera se pasaba la mayor parte del tiempo en el aire y él descolgado de la moto, aprovechando más las inercias. Esta nueva forma de pilotar, obligó a las marcas a cambiar la distribución de pesos de las motos.
Pero a finales de los setenta y principios de los ochenta, las tres marcas españolas (Bultaco, Montesa y Ossa) entraron en crisis, lo que supuso un importante descenso en sus ventas y el cierre de dos de ellas, corriendo Montesa mejor suerte al ser absorbida por Honda.
El hueco dejado por las fábricas españolas lo ocuparon las marcas italianas, que vieron en el trial un nuevo filón para explotar. Tanto SWM como Fantic consiguieron llevar a lo más alto del pódium a sus pilotos.
A primeros de los 80 las motos de válvulas volvieron a ocupar los primeros puestos de la mano de un joven Eddy Lejeune, que con apenas 17 años y con su Honda RTL 360 sorprendió a todos para alzarse con tres mundiales (1982, 1983 y 1984) solo igualado anteriormente por Vesterinen.
En 1984 la FIM (Federación Internacional de Motociclismo) decidió crear un campeonato con los mejores pilotos de cada país, el llamado Trial de las Naciones.
Lejeune se quedó a las puertas del cuarto título mundial, pero se lo impidió el que para muchos ha sido el mejor piloto galo de la historia, Thierry Michaud, quien llevó la Fantic a lo más alto. Sumó tres títulos mundiales que fueron debidos más a su mentalidad competitiva y a su manera de organizar todo el equipo que le respaldaba, que a innovaciones en la técnica de conducción.