En la mayoría de los casos, soñar con tu ídolo de juventud te devuelve a aquellos tiempos en los que aún tenías las ilusiones intactas. Lógicamente no es lo mismo soñar con recuerdos que te producen nostalgia y tristeza y con la sensación de que cualquier tiempo pasado fue mejor, que si lo recuerdas con la alegría de saber que aún puedes ilusionarte, disfrutar de esos recuerdos pero también del momento presente.
Manel es uno de mis ídolos de juventud. Tomó el relevo de Ignacio Bultó en el seno del equipo Bultaco. Con solo 20 años ya había igualado el récord de cuatro títulos consecutivos y aunque ya hace algún tiempo que mantenemos una relación de amistad, con la excusa de la entrega del libro ZERO! nos reunimos y estuvimos hablando largo y tendido de todo: de Bultaco, de motos, de su vida personal, etc. pero principalmente de Trial. Os dejo con lo más interesante, que he resumido en forma de entrevista.
Manuel Soler Alegre (9 de marzo de 1957), casado con Leonor Gómez Cazado (actualmente separado).
Hijo de Juan Soler Bultó y de Josefina Alegre Serrat.
Sobrino-nieto de Don Paco Bultó y primo segundo de Oriol Puig Bultó e Ignacio Bultó.
“El Monstruito” es el mayor de nueve hermanos: Pablo, Pedro, Luis, Cristina, Nuria, Pilar, Martin y Juan.
Padre de 2 hijos: Ignacio y Carlota.
¿De dónde viene el apodo “Monstruito”?
De mi infancia y juventud. Por motivos de trabajo mi padre viajaba mucho y como no podía encargarse de mí, les pidió a dos grandes amigos que me hicieran de “tutores trialeros”: Pere Taulé y Jaime Bordoy. En esa época yo no tenía licencia federativa, pero entrenaba con el equipo oficial y ellos me llevaban a los triales participando fuera de concurso en alguno. Empecé a despuntar, incluso en alguna ocasión les gané a todos. Fue entonces cuando Pere Taulé empezó a llamarme “monstruo” y “monstruito”, por lo que ya se me quedó el apodo.
¿Cómo fue la relación con tu padre en el aspecto motociclista?
A él le debo toda mi pasión por el motociclismo. Piensa que en aquella época nuestro alrededor giraba en torno al mundo del motor. La familia, “rezumaba gasolina” por todos los lados. Recuerdo que un día, mientras se estaba afeitando, me preguntó qué era lo que me haría mucha ilusión tener. Con apenas 3 años no me lo pensé dos veces y le contesté: ¡UNA MOTO! ya que las había visto en los aparadores de las tiendas de juguetes, quedando prendado. Aquel año los Reyes me trajeron una moto de verdad "La Mosquito". Me quedé sin palabras y muy asustado porque “aquello” hacía mucho ruido.
¿Cuál fue tu primera moto y a qué edad?
Como te he comentado anteriormente fue a los 3 años “La Mosquito Bultaco", una réplica en pequeño de la Sherpa S. No te puedes imaginar lo afortunado que fui. Recuerdo con emoción, en la finca de San Antonio, las carreras que hacíamos con mi primo Ignacio, él con un Kart y yo con la moto, ¡era brutal!
¿Cuándo fuiste consciente de lo que era una Sherpa?
Desde que nació o quizás antes. Recuerdo como acompañaba a mi padre cuando él iba a los triales con aquella Sherpa N modificada, la que se conoce hoy en día como una pre-Sherpa.
¿Cómo viviste el desarrollo de la Sherpa?
Desde el inicio con Sammy Miller. Fue apasionante contar con él ya que hasta entonces las motos eran “híbridos” y Sammy supo darle un impulso brutal. En tres semanas nació el mito: la SHERPA T y de ahí hasta nuestros días, que aún perdura.
¿Te consideras afortunado teniendo privilegios por ser el sobrino del “jefe” o era un hándicap?
Hándicap ninguno, afortunado mucho. Me considero muy afortunado de haber podido aportar mi pequeño grano de arena en el desarrollo de la Sherpa T y haber contribuido en hacer grande su historia y la de Bultaco.
¿Qué recuerdos tienes de la finca de San Antonio?
Mi infancia, las motos, mis primos, juegos, veranos, excursiones, valores, amistad, familia, etc. Sin dudarlo mis mejores recuerdos.
¿Cuándo fuiste consciente de lo que era el Trial y por qué empezaste a practicarlo?
Lo “mamaba” en la familia, lo vivía en la finca de San Antonio y lo disfrutaba muchísimo, ya que es una competición contra uno mismo que siempre te implica a mejorar.
¿Cómo fue tu juventud rodeado de tan buenos pilotos de Trial?
En mi cabeza siempre me rondaba un pensamiento… ¡algún día les ganaré! Victor imagínate… soñaba de niño en ser como ellos con la certeza de que estos sueños se hicieron realidad.
¿Tenías predilección por alguno en particular a nivel nacional y a nivel internacional?
Mis referentes de aquella época fueron dos: Sammy Miller y mi primo Ignacio Bultó. Luego tuve admiración por otros pilotos que me han enseñado mucho y que me hicieron mejorar, pero esto formará parte de otra historia que ya la contaré algún día.
¿Tenías manía a alguno en particular?
Solo a uno, pero más que manía, no me gustaba su falta de valores, tramposo, falso, prepotente, mal educado, desagradable y más adjetivos que me callo. Supongo que el clima de Bélgica le afectó bastante.
¿Quién consideras que fue el mejor piloto de Trial hasta la llegada de Jordi Tarrés?
Todos fueron muy buenos en su momento al igual que Tarrés. Todos aportaron su granito de arena para engrandecer y evolucionar el trial.
¿Me puedes explicar que era el dorsal "X"?
Entre los 12 y los 15 años yo no tenía licencia federativa y, gracias al buen hacer de Bultaco y su relación con los Clubs organizadores, me dejaban competir con el dorsal "X" como piloto fuera de concurso, cosa que agradezco muchísimo por su condescendencia, ya que me ayudo muchísimo para mi posterior desarrollo como piloto y persona.
¿Qué sentiste al ganar en Finlandia 1979 una prueba del Mundial de Trial?
Por una parte mucha alegría, ya que se cumplía un sueño de juventud, pero por otra parte tristeza, ya que por la difícil situación de la fábrica nadie de Bultaco estaba presente para compartir esa alegría. Lo mejor de todo fue descubrir a un gran amigo (Jaume Subirà), amistad que perdura hasta el día de hoy. Cuando llegué al padock me estaba esperando con una botella de champagne, no había nadie más, solo estábamos él y yo. Lloré, nos bebimos el champagne, nos abrazamos, reímos y lo celebramos. ¡Fue bestial!
¿Trabajaste o tuviste algún cargo en la fábrica Bultaco?
Desde los 12 años y a tiempo parcial, formaba parte de la plantilla de la fábrica, pasando por todos los departamentos incluido el de desarrollo de la Sherpa T. También fui el embajador de Bultaco por todo el Mundo, manteniendo relaciones con los pilotos de todas las especialidades; les iba a buscar, les atendía, etc.
¿Sabes por qué cerró Bultaco?
Creo que fue un cúmulo de circunstancias de la época promovido por el cambio político; la situación del mercado, la entrada de los sindicatos en la vida laboral, etc. Bultaco no fue la única que tuvo que cerrar por estos motivos, hubo muchas empresas emblemáticas que también tuvieron que cerrar para dar ejemplo. ¡Vaya ejemplo!
¿Se hubiera podido salvar de alguna manera o hacer más de lo que se hizo para que no cerrara?
Seguramente sí, pero la familia ya no pensamos en ello, todo son meras especulaciones.
¿Cómo se vivió en la familia y en ti particularmente el cierre de Bultaco?
Fue traumático, pasamos de tenerlo todo a no tener nada en días. Nos embargaron todo: dinero, propiedades, todo el patrimonio familiar, etc. Fueron tiempos difíciles para toda la familia y para mí en particular. A nivel personal y deportivo me tuve que reinventar y adecuar a esta nueva situación, afortunadamente conseguimos salir adelante.
¿Guardas alguna moto de Trial de aquellos tiempos?
¡Qué va! ¡No! El parking de mis motos, las de Ignacio y las de la familia era la fábrica y tras el cierre se quedaron allí, no como las del resto de pilotos oficiales que las tenían en su casa o en los concesionarios de los importadores.
¿Qué significa para ti tener un modelo de Sherpa T conocida por la Manuel Soler?
Originalmente eran los modelos 158 y 159, pero después los aficionados le pusieron mi nombre, por lo que les estoy tremendamente agradecido.
¿Por qué fichaste por la marca rival Montesa?
Fue un cúmulo de circunstancias. Después del cierre de Bultaco yo tenía un acuerdo verbal con Italjet para desarrollar una moto de trial, de hecho, en un mes y medio la hicimos con Manuel Marqués, pero una serie de desacuerdos en los que el patrón de Italjet faltó a su palabra, hicieron que al final no llegáramos a un entente, fue entonces que en el trial de Francia contacté con Oriol Guixà, que en aquel momento era Director del Departamento de Competición de Montesa y ahí empezó mi historia con Montesa, que algún día también tendré que explicar con más detalle. Paradojas de la vida, hice el viaje a la inversa. La familia empezó con Montesa y yo con Bultaco, para finalizar con Montesa. De todas maneras les estoy muy agradecido ya que viví mi mejor año deportivo.
¿Las condiciones eran mejores que en Bultaco?
¡Qué va! En absoluto. Ambas partes fueron las correctas, apenas discutimos el contrato, pero hubo algún periodista que cuando firmamos el contrato con Montesa hizo un artículo en una cabecera muy importante de este país que en el titular decía: “Fichaje millonario de Manuel Soler por Montesa” y que tuvo como consecuencia el paro de la fábrica 3 días. Evidentemente no era verdad y nos causó muchos problemas.
¿Qué sentiste al ganar en Mura (Barcelona) 1981 la primera de tres victorias del Mundial de Trial con Montesa?
Felicidad, paz y tranquilidad, ya que en 6 meses hicimos una moto ganadora a pesar de las muchas presiones que teníamos por ambas partes.
¿Me puedes explicar algo de tu paso por Merlin?
Mira Víctor, en aquel entonces estaba ya muy tocado de mis rodillas pero con Ignacio hicimos un “Joint Venture” con su nuevo proyecto y le estoy agradecido por haberme permitido formar parte de los inicios de Merlin, pero desgraciadamente mis rodillas no aguantaron y tuve que retirarme.
¿Tuviste alguna lesión importante en tu etapa profesional?
Sí ya desde joven. Con 16 años me rompí el menisco de la rodilla derecha sometiéndome a una intervención quirúrgica muy agresiva y con una recuperación galopante (al mes ya estaba compitiendo) gané la prueba del Campeonato de España en Llinars del Vallés, pero posteriores lesiones en la rodilla izquierda me llevaron a dejar el trial profesional.
En caso afirmativo ¿Crees que ahora te pasan factura?
Siempre pasan factura. De joven no lo piensas, pero hoy en día te lo recuerdan a diario.
Después de Merlin, ¿qué fue de tu etapa profesional?
El duelo de dejar la competición profesional lo pasé en primer lugar como gerente de Honda Taulé, también estuve de Cargo Federativo en la Real Federación Motociclista Española (RFME), en la Federación Internacional (FIM), en el RACC, Gerente de RPM, en el Circuito de Valencia, etc.
Y ahora, ¿estás jubilado? ¿A qué te dedicas?
Intento vivir y subsistir y disfrutar la vida, intentando aprovechar las oportunidades que nos brinda, ya sean malas o buenas. De todas ellas siempre se saca algo positivo. Disfruto haciendo bolos, cursillos de trial clásico solo o con Jaume Subirà, etc.
¿Sigues el Trial moderno con Toni Bou a la cabeza?
Lo sigo desde la distancia, pero no me apasiona.
¿Crees que el deporte que practican actualmente se le puede llamar Trial?
¡No rotundo! No estoy en contra de la evolución, pero lo que hacen hoy en día no es el trial que he vivido yo. Creo que fabricantes, Federaciones, Clubs organizadores, pilotos y aficionados, tendrían que dialogar más, respetarse y tenerse en consideración, escucharse y buscar soluciones a todas sus inquietudes. Sería beneficioso, caminaríamos todos en la misma dirección y esto siempre es positivo avanzando para el buen desarrollo del trial.
¿Te sientes cómodo en los Triales de clásicas?
Sí, siento el cariño de la gente, me apasiona y aún estando limitado por mis problemas físicos, lo practico y disfruto muchísimo.
¿Me puedes explicar algunas anécdotas de tu vida profesional?
Te comento una que tiene que ver con la rivalidad de Bultaco y Montesa. Hace algunos años, en alguno de los muchos encuentros que coincidimos con Jaume Subirà y Pere Pi, salió a relucir la relación que teníamos Jaume y yo viajando juntos en el Mundial. De repente a Pere Pi le cambio la cara y nos dijo: “si lo llego a saber os mato”. Nos miramos los dos y nos echamos a reír, pero lo bueno del caso es que Pere lo decía en serio, lo sentía como una falta grave. Suerte que ya estábamos en los postres y la cosa no fue a más, jajajaja…. Evidentemente estuvimos más de 20 minutos conversando y en ningún momento le incomodó hablar de ciertos temas “delicados”, pero como podréis entender tampoco los quiero hacer públicos.
Gracias “Monstruito”. Como decía al principio, soñaba con hablar contigo y mi sueño se hizo realidad.